Hay músicas que nos transportan a otros lugares…lugares lejanos, llenos de magia. Hay melodías que nos hacen sentir el pulso de un espacio natural concreto y ese es el caso de Tinariwen y su denominado ‘blues del desierto’. Ya hace unos años que los descubrí en un viaje a Marruecos y reconozco que cada vez que los escucho, siento y encuentro nuevas sensaciones, experiencias del desierto con una comunidad Tuareg. Porque la naturaleza no sólo podemos sentirla con la vista al deleitarnos con paisajes sobrecogedores, también hay otros sentidos que se activan en un paseo por el bosque como es el del oído (pájaros, la hojarasca, el viento meciendo las ramas, un río cercano…); y el olfato, ese olor tan característico del musgo y de la cubierta vegetal en descomposición; por supuesto el tacto también entra en juego, las texturas de la naturaleza son únicas (rocas, arena y tierra, líquenes, hojas…) y, por último, el gusto, sabores que nos acercan de una forma mística a lo más íntimo de la tierra.
He estado en muchos bosques y he sentido muchas cosas, casi siempre positivas. Sin embargo, no he vivido la experiencia del desierto, aunque en cierta forma, Tinariwen me acerca a una noche estrellada entre las dunas del norte de Malí. Aquí dejo un concierto completo de este grupo en el Womad de 2004. ¿te enfundas el turbante tuareg?