Cuando vamos de excursión, y sobre todo en verano, debemos tener en cuenta la conservación de algunos alimentos que llevamos con el fin de evitar una intoxcación alimentaria. Hay que tener cuidado con las tortillas, es importante que al hacerlas quede el huevo totalmente cocido y es preferible que los alimentos cocinados no estén contacto con los alimentos crudos.
Otro aspecto importante es mantener una buena higiene: siempre que sea posible lavarse las manos antes y después de manipular los alimentos. Y si hay que lavar recipientes, utilizar agua y jabón biodegradable.
Para transportar los alimentos es básico utilizar fiambreras, termos y recipientes de cierre hermático, que no goteen ni pierdan jugos. El plástico de cocina (preferible al uso del papel de alumnio, un residuo prácticamente imposible de recuperar).
En verano pueden llevarse algunos botellines de agua o de zumos de frutas con tapón de rosca congelados, para disponer de bebida fresca durante buena parte del trayecto (antes de introducirlos en el congelador conviene vaciarlos un poco).
Siempre hay que llevar agua potable para beber, claculando unos 2 litros por persona. No es una buena idea depender del agua de un lago, un río o una fuente. Si no disponemos de otra cosa, hervir el agua es la manera más segura de hacerla inocua, porque así mueren los microorganismos. Primero se calienta el agua y se deja hervir durante un minuto. Como alternativa pueden usarse tabletas de purificación (de venta en tiendas de deportes y montaña y algunas farmacias). Las tabletas contienen yodo o cloruro, y matan la mayoría de las bacterias, virus y algunos parásitos que viven en el agua.