En los alrededores de Valgañón se encuentra el conjunto de acebos más extenso de La Rioja. La pequeña localidad de Valgañón, último pueblo de La Rioja Alta, muy próxima a Ezcaray, esconde diversos rincones que destacan tanto por su interés natural como cultural. En este término municipal, limítrofe con la provincia de Burgos, se integra la villa de Valgañón y la aldea de Anguta, hoy en ruinas. Sus ricos pastos favorecieron la existencia de una importante cabaña de ganado lanar y vacuno, un pasado predominantemente ganadero que se pone de manifiesto al contemplar el gran número de prados de siega que ocupan casi completamente el fondo del valle del río Ciloria. En los últimos tiempos, como en el resto de las zonas rurales, el número de ganaderos ha ido en descenso y la actividad económica se ve compensada hoy día con el aprovechamiento de los recursos forestales, algo de agricultura y el turismo.Si visitamos la villa veremos cómo mantiene el encanto de los pueblos de montaña y llama la atención la homogeneidad de sus calles con construcciones de piedra tosca.
Pero además de la singularidad propia de la villa, Valgañón destaca por tener en su término municipal una auténtica la joya forestal, un acebal único en La Rioja. Se trata de una pequeña (ocupa alrededor de 10 hectáreas) aunque importante extensión masa de acebos (Illex aquifolium), en la que encontramos ejemplares que llegan a alcanzar portes arbóreos de unos 10 metros. El conjunto arbóreo configura un bosquete espeso y sombrío en el que la luz apenas penetra y donde en verano, sin duda, se agradece el frescor que aportan las tupidas y pinchudas hojas. El acebal se encuentra rodeado por zonas de dehesa o pastos y próximo a él también se halla la Balsa de Anguta, rodeada por un murete de piedra. El espacio formado por la dehesa y la laguna también invita al visitante a disfrutar de la tranquilidad y el sosiego, ‘roto’ únicamente por el croar de los cientos de ranas que habitan en el humedal.
Para llegar tanto al acebal como a la zona de dehesa, si vamos en coche, deberemos seguir la carretera que conduce a la localidad burgalesa de Fresneda de la Sierra. Parada obligada en el trayecto será la visita a la iglesia románica de Nuestra Señora de las Tres Fuentes, otra joya, pero en este caso del Románico riojano. Junto a la ermita hay una fuente, cuya agua procede del acuífero de Pradoluengo-Anguiano.
Si queremos seguir la ruta andando, existe un sendero señalizado dentro de la red de senderos de Pequeño Recorrido por las Sierras de La Rioja, que se recoge en una publicación del Centro de Información y Promoción del Medio Rural (Ceip).
La señalización está marcada, al ser un sendero de pequeño recorrido, con una línea amarilla. Si no tenemos tiempo y queremos visitar el acebal y la dehesa en coche podremos acceder a la zona siguiendo la carretera y cogiendo una pista forestal a mano derecha, a pocos metros nos encontraremos en plena dehesa. Como siempre, cabe recordar que al visitar cualquier paraje natural estamos obligados a mantenerlos intacto, tal y como los hemos encontrado, libres de basura y desperdicios y evitar hacer ruidos innecesarios que puedan perturbar a la fauna que aquí habita.
Valgañón, a unos 60 kilómetros de Logroño, esconde muchos rincones y ofrece a lo largo de todo el año la posibilidad de realizar deportes de montaña, ya sea bicicleta, senderismo, rutas a caballo, cada época tiene su propio encanto, incluso en verano ya que es una zona con cierta altitud y el ambiente es más fresco.
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